Esta semana nos dieron un golpe bajo a todos los
venezolanos: nos bajaron los cupos Cadivi y aumentaron el precio del dólar.
¿Cómo evitar no sentir tristeza e impotencia ante ésta situación? Ahora tenemos
que hacer magia para rendir esos dolaritos. Y si hablamos de los Bolivares, la
cosa se pone más deprimente aún. Los sueldos cada vez rinden menos y los
productos además de costar el triple, están escasos. Al frente de mi lugar de
trabajo hay un supermercado y esta semana ha habido colas kilométricas durante
3 días para comprar papel sanitario y Harina Pan. Parece un cuento pero es la
realidad venezolana.
Sin embargo no todo es, ni puede ser, quejas en nuestro
país. A causa de esta realidad en la que vivimos, nos hemos vuelto más unidos. “¡Amiga,
en el supermercado de los chinos están vendiendo papel, anda rápido!”, “ Mañana
van a sacar harina, 4 paquetes por persona”…estos son algunos de los mensajes
que regularmente enviamos o nos envían por teléfono. “¡Ay chamo, será que me
puedes vender papel? No me puedo meter en la cola porque yo soy operada de la
columna y no puedo estar mucho tiempo parada” – le dijo mi mamá a uno de los
despachadores en el supermercado – (y era cierto lo de la columna, por si
acaso!) Le dieron papel sin problemas y sin cola. ¿Ven? Hemos desarrollado la
solidaridad. Claro, también está el estafador que se cala la cola solo para ir
a revender al triple y aquel que está necesitado del producto no le queda de
otra que dejarse estafar. De todo se ve en el mundo. Pero una gran mayoría de
venezolanos hemos aprendido a ser agradecidos. Valoramos el rollito de papel
sanitario que tenemos en el baño o la arepa que hemos podido hacer gracias a
ese kilito de Harina que conseguimos de milagro la semana pasada.
Aceptar la realidad es el primer paso para ser feliz. Aquel que
se niega o dedica su tiempo a quejarse por todo lo que pasa o deja de pasar en
el país, vive amargado y pobre de actitud (y del bolsillo también!) La crisis
está compuesta por un sinfín de oportunidades disfrazadas. Solo hay que saber
buscarlas y aprovecharlas. O te pones a llorar o empiezas a vender pañuelos, tu
decides.
Yo sé que en muchos hogares no hay papel, azúcar, leche,
harina, pollo, dólares…pero tampoco está Cristo. La gente se preocupa más por
lo perecedero que por lo espiritual. Se olvidan que somos seres espirituales
viviendo una experiencia humana. Aquel que tiene a Cristo, a pesar de las
circunstancias políticas y la escasez en el país, vive lleno de gozo porque
sabe y confía en que Cristo intercede por él ante Dios y verá sus necesidades
cubiertas en el momento propicio.
Decídete a buscar a Cristo con ese afán con el que buscas la
Harina Pan o la leche. El es más beneficioso que cualquiera de esos productos.
El prometió estar contigo siempre. Agárrate de Sus promesas y lucha por tener
una vida mejor. El respaldará tus proyectos, siempre y cuando estén
sincronizados con Su Voluntad.
“Dios mío, tú siempre cumples tus promesas
y lo has demostrado una y otra vez.
y lo has demostrado una y otra vez.
Tus promesas son más valiosas que plata refinada.
Podrá
haber malvados en el mundo, y la maldad ir en aumento,
pero tú siempre nos
proteges y nos defiendes de esa gente”
Salmos 12:6-8
No es casualidad que las 3 palabras que nos atormentan hoy
en día a todos los venezolanos, se escriban con la “C” de Cristo.
Cadivi, colas, crisis…CRISTO.
@Lilimusical