Actualmente estoy leyendo varios libros a la vez, uno de
ellos es: “Temperamentos controlados por el Espíritu” de Tim LaHaye. Quedé
fascinada con este punto específico:
“La paz DE Dios, que es el antídoto de la preocupación, no la
adquieren los cristianos tan automáticamente como la paz CON Dios. La “paz de
Dios” que no se turba ante difíciles circunstancias, está ilustrada por el
Señor Jesús cuando dormía profundamente en el piso de la barca, mientras sus
doce discípulos padecían un terror rayado en la locura. Esa proporción de doce
a uno se ajusta adecuadamente a los
cristianos de hoy. Cuando el mar de la vida se encrespa por el fuerte vendaval
de las circunstancias, doce cristianos se inquietarán, se enojarán y se
preocuparán, mientras uno solo contará con la suficiente paz en su corazón para
confiar que Dios cuidará de él en esas circunstancias. Doce pasarán la noche
preocupados, lo cual complicará aún más su vida emocional, física y espiritual,
mientras que el uno que “le cree a Dios”, dormirá plácidamente, se despertará
renovado y a disposición de Dios para el día siguiente. Nuestra paz no debe
depender de las circunstancias. Para tener paz debemos mirar a Dios; es el
único que es consecuente; el único que no cambia.
Las personas que frente a las circunstancias de la vida se
mantienen tranquilas, despreocupadas y apacibles, poseen una paz “que sobrepasa
todo entendimiento”. Esa es la “paz de Dios” que el Espíritu anhela darle a
todo creyente.”
@Lilimusical
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