Navegando en internet, conseguí la imagen de un anillo que
me enamoró a primera vista. Tenia el símbolo del infinito y decía “Forever”
(por siempre). Me pareció que resumía todo lo que yo quería en una sola palabra
y en un solo objeto:
Felicidad infinita.
En cuanto vi ese anillo me dije a mi misma: ¡Debo comprarme uno, urgentemente! Al rato, noté algo
particular, me dí cuenta que en realidad YA LO TENIA! Pero no me había dado
cuenta. Hace como 7 años, mi abuela me
regaló un anillo que tenía dos óvalos que al estar unidos se asemejan al símbolo del
infinito. Desde hace más de un año, lo llevo puesto todos los días. En realidad
es el único anillo que me gusta usar porque es delgado ya que todos los demás
me dan calor por ser gruesos. Mis alumnas siempre me decían que era el símbolo del
infinito pero nunca les presté atención, hasta ahora.
En fin, en un mismo día me dí cuenta de que lo que tanto
anhelaba…ya lo tenía y desde hace años! La gente suele decir: nadie sabe lo que
tiene hasta que lo pierde; pues yo ahora digo, nadie sabe lo que tiene hasta que lo
nota.
A veces es necesario detenerse a ver lo que ya tenemos para
apreciarlo y darle el valor que se merece. Eso gratitud hacia la vida y hacia
Dios.
Revisa a tu alrededor, seguramente tienes tesoros que ni siquiera habías notado.
@Lilimusical