sábado, 21 de febrero de 2015

MIS 20 FORMAS DE SERVIR A DIOS “ILEGALMENTE”

1.       Lavar y acomodar las verduras en la nevera como a mi mamá le gusta.
2.       Agregar TODOS los números telefónicos de los alumnos de mi papá (y de sus padres!) a su lista de contactos para crear grupos de whatsapp.
3.       Limpiar la casa.
4.       Ayudar a más de 500 mujeres (y algunos hombres) a ver la soltería desde otro punto de vista a través de mi página www.facebook.com/mujerfelizmentesoltera
5.       Alegrarle el día a alguien con un mensaje inspirador e inesperado.
6.       Escuchar los proyectos de mi familia, sin juzgar.
7.       Tranquilizar a un niño que entre a mi clase llorando.
8.       Rallar el queso para las tradicionales arepas del desayuno.
9.       Recargarle saldo al teléfono de mi papá y mi mamá.
10.   Ayudar a mi mamá a hacer diapositivas en la computadora.
11.   Entrenar a mi papá en el gimnasio.
12.   Enseñarle a mis alumnos la posición correcta para agarrar el lápiz, decir “por favor” y “gracias”, unir punticos, hacer las figuras musicales y recordarles mil veces, que deben permanecer sentados.
13.   Acomodar la ropa recién lavada.
14.   Recibir a mi familia con el almuerzo servido en la mesa.
15.   Secarle y plancharle el cabello a mi mamá.
16.   Asesorar a mi hermano en sus proyectos.
17.   Inyectar a mi papá cuando tiene dolor lumbar.
18.   Ser la secretaria de mi papá.
19.   Contribuir con el financiamiento de los proyectos personales de mi familia.
20.   Hacerte ver a ti, una forma distinta de ver las cosas a través de mi blog!

Fuera de las cuatro paredes de eso que llamamos "iglesia", podemos hacer cosas que tienen el mismo valor de aquellas que ya estamos acostumbrados a hacer adentro. Cantar, orar y leer no son los únicos tres verbos que se relacionan con Dios.
Erróneamente hemos creído que el único trabajo ministerial válido, es aquel que se hace con nuestra familia espiritual. ¡Somos luz! Y nuestro trabajo es hacer brillar ese Espíritu que mora dentro de nosotros, todo y todos los día y en todos los lugares.
Si todo lo que hacemos, lo hacemos como para Dios, entonces es válido incluir todas nuestras labores domésticas, profesionales y familiares a esa lista. Ninguna es más importante que la otra. Todas le agradan a Dios.

Es ilógico ser luz únicamente en la iglesia. ¿Y afuera qué? ¿Se nos acaba la energía eléctrica, como para seguir alumbrando? Si no alumbramos tu y yo, ¿Entonces quién lo hará? Somos nosotros, los cristianos, los encargados de mostrar la conducta de un verdadero discípulo a través de nuestro testimonio diario.