¿Alguna vez te ha sucedido que te levantas triste,
desanimada y peor aun, sin ninguna razón aparente? Pues, yo tuve uno de esos
días recientemente. Uno de mis defectos (creo que el más grande de todos) es
razonar en extremo. A veces es una virtud porque me previene de muchas
situaciones perjudiciales, pero la mayoría de las veces es un defecto porque me
atormento a mi misma pensando en cada una de las “posibles razones o motivos”
por los cuales haya sucedido o no, cierto evento en mi vida. Obviamente, ese
día que amanecí depre, no fue la excepción. Pensé y pensé…¿Por qué me siento
triste si todo va bien? ¿Qué pasa conmigo? Llegue a la conclusión de que no tenía
razones biológicas ni personales que justificaran mi estado anímico.
A media tarde, revisando en Twitter conseguí
esta frase que me tocó el corazón: “¿Estás triste? Busca otra persona triste y
consuélala. Encontrarás alegría.” R. Tazore.
De inmediato vino a mi mente una hermana en Cristo que
conocí en una convención de Damas y que fue diagnosticada con Leucemia. Calculo
que ella debe tener unos 32-35 años de edad aproximadamente. Es joven, casada,
sierva de Dios y con tres hijos pequeños. Recuerdo que su amiga, quien dio a
conocer su caso, decía que sus hijos oraban diciendo: “Dios no nos dejes sin
mamá…” Fue un momento paralizante. ¿Cómo una mujer bajo esa situación podía
estar tranquila, maquillada, arreglada, como si no le estuviera sucediendo
nada? Comprendí que cuando quito mi foco en mi YO y lo dirijo hacia otra
persona que esté pasando por situaciones verdaderamente preocupantes, mi
alegría regresa como por arte de magia!
Culminé mi día depre orando por esa madre-esposa que
necesita un milagro urgente, reconociendo que grandes maravillas ha hecho Dios
en mi vida y mi gozo debe permanecer estable siempre sin importar si mi mundo
se cae a pedazos.
Si hoy estás depre, mira a alguien que tiene más razones
para estarlo y ora por esa persona. Te sentirás renovada, alegre y agradecida.
@Lilimusical