lunes, 24 de junio de 2013

Desconectate del Mundo y Conectate a Dios

Si existe algo que necesito todos los días, a parte del oxigeno, es el internet. Sé que eso nos pasa a casi todos. El mantenernos “conectados” se ha convertido en algo imprescindible en estos últimos tiempos. Hemos descuidado el fascinante arte de socializar en persona para hacerlo ahora de forma virtual. Valoramos más un “retweet”, un “me gusta”, un “email” o un “new follower” que una sonrisa, un abrazo, una carta escrita a mano y una amena conversación cara a cara. La tecnología en vez de acercarnos nos ha distanciado de las cosas verdaderamente importantes; sobre todo, de Dios. Ya no tenemos tiempo para orar, aprender más de su sabiduría; en fin, ya no tenemos tiempo para conectarnos con nuestro Creador.
Pero te has preguntado, ¿Por qué preferimos el maravilloso mundo del ciberespacio, en vez del mundo celestial? Yo si, y creo que he hallado la respuesta. Preferimos conectarnos a las redes sociales porque LAS CONOCEMOS BIEN, sabemos sus beneficios y además, nos sentimos apoyados por una gran comunidad de usuarios. No estamos solos en las redes sociales, tenemos amigos y seguidores.
La verdad es que todos tenemos un vacío del tamaño de Dios. Y si no lo buscamos de tal forma que lleguemos a CONOCERLO BIEN, intentaremos llenar ese vacío de diversas formas: internet, vicios, malas amistades, etc. Todos estamos tras la búsqueda del secreto de la felicidad. Todos queremos sentirnos completos y satisfechos. Por tal motivo, probamos mil cosas y lamentablemente, ninguna resulta útil porque en realidad lo que necesitamos es conocer a Dios.
De la misma forma en la cual hace un tiempo nos animamos a abrir nuestros perfiles en Facebook y Twitter; así mismo, debemos poner interés en conocer a Dios. El mismo nos lo dijo, hace muchos años:
“Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón.” Jeremías 29:12-13

La humildad y rendición son fundamentales para aprender a conectarnos con Dios. Búscalo en la intimidad de tu corazón, Él está esperando que le envías la solicitud de amistad. Hazlo y te aseguro que cuando lo CONOZCAS, te sentirás más satisfecho y feliz que cuando te hacen mención en twitter! Ya yo abrí mi cuenta en el Facebook celestial y tú?

Liliana Henriquez


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sábado, 8 de junio de 2013

Sufro - Acepto - Me rindo

Hoy fue un dia glorioso, uno de esos días en los que Dios se luce en todo su esplendor. A nosotras, las mujeres de la Iglesia de Cristo en Punto Fijo, nos regaló una reunión maravillosa en la cual pudimos desahogarnos y compartir las situaciones que nos afligían  Yo tuve el honor de dar la clase y este fue el mensaje que compartí con las chicas...

Si hay algo que trata de evitar el ser humano a toda costa es el dolor. No nos agrada sufrir, por ninguna razón. Pero ¿Qué tal que detrás del sufrimiento haya un gran propósito? ¿Lo has pensado? Evaluémoslo en tres etapas:
1. SUFRO: No hay necesidad de explicar qué es sufrir, ya lo hemos experimentado en algún momento de nuestra vida. Pero veamos ahora con otros ojos. Dios permite el dolor para que crezcamos moral y espiritualmente. De la misma forma en que El hiere, El sana. ¡Vean ahora yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder” Deuteronomio 32:39
Todo sufrimiento trae una lección oculta y es nuestro deber buscarla y aprenderla, aun cuando nos veamos tentados a decir como la Madre Teresa de Calcuta: “Sé que Dios no me dará nada con lo que yo no pueda, pero quisiera que no me tuviese tanta confianza”
La mayor decepción que le podemos hacer a Dios es no haber crecido en medio del dolor y dejarnos llevar por los lamentos.

2. ACEPTO: Tengo que aceptar que a veces Dios actúa de formas extrañas que mi mente no comprende. Veamos el ejemplo de la mujer cananea (Mateo 15:21-28). Ella se le acercó a Jesús para pedirle que curara a su hija. A esta petición, Jesús dio 3 extrañas respuestas: no le respondió ni una sola palabra, le dijo que había sido enviado a ayudar a otros (al pueblo de Israel) y le hizo creer que no era digna del “pan de los hijos”. Pero aun así, la mujer insistió porque sabía quién era Él y Jesús también sabía quién era ella. Al ver que aprobó el examen de fe, le dijo: ¡Mujer que grande es tu fe! Que se cumpla lo que quieres.
Cuando Dios pronuncia esas palabras, podemos estar seguros de que hemos pasado la prueba. El usa un método para probar nuestra fe: Se ubica a Sí mismo en un lugar donde parezca fuera de nuestro alcance momentáneamente. En ese momento es cuando vemos los problemas amontonados. La combinación de “PROBLEMAS + UN DIOS APARENTEMENTE AUSENTE” tiende a desanimarnos y es allí cuando debemos ser persistentes aumentando nuestra fe hasta que Dios diga: ¡Grande es tu fe! Que se cumpla lo que quieres.

3. ME RINDO: Debo aceptar la disciplina de la incertidumbre y rendirme a los pies de Dios y Su Voluntad. Él ha creado una balanza de certidumbre-incertidumbre en cada uno de sus siervos, con el fin de probar nuestra obediencia. Dios nos da certeza sobre nuestra Salvación pero no sobre el mañana.

Esa forma sorpresiva de actuar de Dios, es lo que nos hace confiar en El completamente, y es lo que le da ese toque de aventura y emoción a la vida cristiana. Si Dios fuera predecible, nuestra vida sería monótona y frustrante. No necesitaríamos fe. En cambio, necesitamos rendición ante los planes de Dios. Debemos estar seguros de que si Él nos lleva hacia cierto punto, El mismo se encargará de movernos de allí. Mientras tanto, nos gozamos en un Dios que nunca se ha equivocado ni ha llegado tarde jamás.

Finalizamos la clase con esta canción. Presta atención a la letra.

En resumen: En la intimidad de tu corazón, identifica la lección que Dios quiere que aprendas de ese sufrimiento por el cual El te ha permitido pasar. Acepta que El tiene sus maneras para resolver las cosas, tus caminos no son Sus caminos. Nuestro deber es confiar ciegamente en El, así como lo hizo la mujer cananea. Y finalmente, rindete ante Sus pies y acepta la disciplina de la incertidumbre. Pon tu confianza en Dios y El al ver tu fe te dirá: GRANDE ES TU FE, QUE SE CUMPLA LO QUE QUIERES.

Liliana Henríquez